sábado, 4 de abril de 2015

¡Ha llegado la revolución al aula!

 Ya he hablado varias veces sobre ello, pero soy de las que defiende firmemente que el sistema educativo debe cambiar y ya no solo a nivel de la universidad donde creo que el cambio es urgente, sino ya desde primaria. Yo estoy viviendo en primera persona como mis hijos, totalmente desmotivados, asisten a largas sesiones en la escuela y cuando les preguntas qué han hecho hoy en clase no ves ni un mínimo de entusiasmo en sus explicaciones. Luego tienen que pasar toda la tarde haciendo deberes en casa sin tiempo para ser niños, experimentar, dejar lugar a la imaginación o incluso ¡a no hacer nada! ¡que para algo son niños!

Todo ello para que luego, los informes tipo PISA nos dejen en un muy mal lugar. Algo no estamos haciendo bien, eso es evidente. Es por ello que aplaudo la iniciativa de algunos colegios Jesuitas que se han decidido a probar el cambio que tantos estamos reclamando.

La clase debe ser un lugar de experimentación donde el alumno pueda desarrollar sus trabajos, colaborar en equipo y dar lugar a la creatividad y el desarrollo del talento que luego, en el mundo laboral de este futuro muy cercano que les espera, les será tan necesario. Hay que minimizar la clase magistral utilizando la tecnología, en forma de vídeos, tutoriales, presentaciones, moocs, blogs... todo ello integrado dentro del ciclo curricular.

Muchos estudios avalan este cambio y yo creo fírmemente en él. En la universidad debe pasar algo parecido, dado que ya no estamos formando solo "especialistas en", gente que "sabe mucho de", pero a la hora de la verdad pueden no saber aplicarlo. Hay que fomentar, sobretodo en la universidad, el talento, la creatividad y el espíritu emprendedor con modelos como por ejemplo el blended learning sobre los que he hablado en post anteriores.

Podéis leer el artículo publicado sobre las escuelas Jesuitas y su cambio educativo, aquí, a mí me ha parecido muy interesante.

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